martes, 1 de abril de 2014

Alto la Fumarea, Pico Fario y Peña los cuatro jueces


 Un atardecer precioso en el Pico Fario


 Según vamos subiendo hacia el Pico Fario nos encontramos un mirador desde el cual podemos ver el       concejo Sariego y Siero en la cara sur, en un día despejado podemos ver al fondo los Picos de Europa, el paisaje es escepcional.






 Las praderas del Fario.


Al llegar al pico Fario caminamos hacia el norte en dirección al pinar donde está la Peña de los cuatro jueces, ahora dejamos atrás los picos de Europa y ya vemos el mar Cantábrico.


 Al fondo vemos Gijón.


 Mirando al Este. Concejo de Villaviciosa y Sariego.




La  leyenda dice que, entrada la primavera, se reunían en ese lugar los alcaldes y vecinos de los concejos
limítrofes para tratar asuntos de su competencia, fundamentalmente lindes y zonas de pastoreo; y jugar a la brisca, celebrándose animada romería. Los alcaldes se sentaban cada uno en terrenos de su jurisdicción, en torno a una peña plana (posiblemente un antiguo dolmen) que servía de mesa, por lo cual se le denominó la Peña de los Cuatro Jueces, desde que se juntaron en la más remota antigüedad en ese lugar cuatro sabios o jueces para delimitar los territorios (que entonces posiblemente aún no eran concejos). En este lugar hay ahora una especie de mesa o peña dolomítica, en recuerdo de lo que había antaño, y cuatro grandes piedras, una en cada extremo y en territorio de cada concejo, así como cuatro árboles autóctonos, plantados por los respectivos ediles. Este punto geográfico se encuentra a 662 metros de altitud sobre el nivel del mar y, como decíamos, es la cota más alta de Gijón; situada por encima del pueblo de Argañosu, en el lugar donde confluyen las sierras o cordales de Peón y Baldornón-Deva, con la Llomba de Rioseco, muy próximo al Picu Fariu… Todo ello modernizado últimamente con áreas recreativas, pistas y miradores.


 Las vistas entre los pinos mirando hacia el este son espectaculares.




Jovellanos  parece ser que subió hasta allí ese 20 de octubre de 1790, durante la expedición de minera, en el límite de Siero con Gijón, Villaviciosa y Sariego. Por los datos o lugares que desde allí describe y se contemplan, así lo parece. Luego bajó al medio día a casa de sus familiares, en el Palacio de Valdesoto, y dedicó la noche a plasmar en el papel la descripción magistral de las labores de la sementera del maíz.
  En ese lugar y desde el Picu Fariu se contempla una excelente panorámica de la zona central de Asturias, como bien describe Jovellanos en su Diario.

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